• Kyrie

  Ruben BAREIRO SAGUIER / Francisco MARIN  

  • Paroles

    Señor ten piedad de nosotros
    Señor ten piedad, piedad
    Señor ten piedad de nosotros
    Señor justicia en la tierra
    Cristo ten piedad, piedad.
    Sin hambre, sin guerra,
    sin persecuciones, justicia
    Señor ten piedad
    Cristo ten piedad, piedad.
    Justicia Señor en la tierra
    Cristo ten piedad, piedad.

• Credo

  Ruben BAREIRO SAGUIER / Francisco MARIN  

  • Paroles

    Creo en Dios que cree en el hombre
    Creo en Dios que se volvio hombre
    Para volver Dios al hombre
    Que se hizo a su imagen
    Le entregó la libertad
    Puso en su mano el fuego
    Para hacer en la tierra
    Su morada de paz.
    Creo en Jesucristo el hijo
    Traza humana de Dios
    Que lucha y se prolonga
    En cada justiciero
    Que se levanta y cae
    Que cae y se levanta
    Para salvar al pueblo
    Que derrama su sangre
    Por todos sus hermanos.
    Creo en el espíritu
    De Dios que germina
    En los poros del alma
    Brota en la muchedumbre
    Está en la brisa leve
    Y está en los uracanes
    Que levantanan las masas
    Reclamando justicia
    Creo en Jesucristo el hijo
    El muy pobre, el caudillo.
    Su corazón de sangre
    Se sigue derramando
    Con cada justiciero
    Renace cada día
    Del polvo se levanta
    En el pueblo retoña
    Hoy es la vida eterna
    Creo en el espíritu
    Que susurra o que grita
    Latiendo en todo trigo
    Cantando en todo vino
    Crepitando en el fuego
    Cintura cristalina
    Arado, hijo de espada
    La libertad del hombre
    Será el inmenso pueblo
    En su marcha inatajable
    El Cristo otra vez
    Hacia el futuro abierto
    A la victoria siempre
    Para que llegue el alba
    El pueblo inatajable
    Que derrama su sangre
    Por todos sus hermanos.

• Agnus Dei

  Ruben BAREIRO SAGUIER / Francisco MARIN  

  • Paroles

    Cordero de Dios que borras el mal
    No dejes que aqui nos quiten la voz
    Que aqui nos torturen que aqui nos hambreen
    Cordero de Dios córtale la lengua de su fusil.
    Cordero de Dios que aventas el mal
    Castiga al mandón que escupe a su pueblo que lo vuelve triste
    Que sofoca en sangre su hambre de justicia
    Cordero de Dios silencia las fauces de sus metrallas.

• Sanctus

  Ruben BAREIRO SAGUIER / Francisco MARIN  

  • Paroles

    Santo, santo Dios del universo
    Si tu gloria y en el cielo
    No te olvides de la tierra
    Hosana el cielo y la tierra
    Sálvanos de las prisíones, infierno
    Y de las comisarías, infierno
    Libranos del fuego de las metrallas
    Salvanos de los demonios
    De corruptos governantes vendidos
    De potencias imperiales
    Bendecidos los que vienen en tu nombre
    El hijo que redimiera el pueblo
    Y en su estirpe justiciera
    En ellos, nos reconoceremos

• Gloria

  Ruben BAREIRO SAGUIER / Francisco MARIN  

  • Paroles

    Gloria a Dios en el cielo
    Por que ampara su rebaño
    En la tierra torcida
    A las ovejas mansas
    Y a las que enlobecieron
    A golpes y a tuertas
    Gloria a Dios en el cielo
    Y en la tierra sin esclavos
    Sin guerras imperiales
    Gloria al hijo del Padre
    Que ha sufrido en los hombres
    Sedientos de verdad
    Gloria a Dios en el cielo
    Por que ampara su rebaño
    Los misericordiosos
    Los que son perseguidos
    Son la sal de la tierra
    Los bien aventurados
    Gloria a Dios en el cielo
    Te alabamos.

• Presidente de la Rosa

  Virgilio ROJAS  

• Quisiera

  Carlos ALVAREZ / Serge LOPEZ  

• Recuerdo del Portezuelo

  Atahualpa Yupanqui  

• Sapy !a Raicha

  Virgilio ROJAS  

• Seleccion de Carnavalitos

  arr. Raul Mercado  

• De los Humildes

  Armando TEJADA GOMEZ / Oscar MATUS  

• Mercado Testaccio

  Horacio Salinas  

Cette messe doit parvenir à toutes les mains, à tous les yeux, à toutes les oreilles. Musique et parole s’unissent dans la clameur la plus passionnée, la protestation la plus profonde et le témoignage le plus dur sur la réalité des peuples qui luttent pour un monde meilleur. Au long de cette messe, on passe de la tendresse à l’éclair, du cri au murmure, dans la palpitation d’une musique que son écho antique ne rend pas moins moderne et dont les accents populaires sont uniques.
La forêt, en entendant cette messe, se change en cathédrale, les volcans en grands prêtres, le soleil en hostie sainte, et par leurs orgues de flûtes de cristal, les cataractes répètent le chant d’oiseaux merveilleux, de forêts impénétrables, de fleuves mystérieux et turbulents. C’est de tout cet univers magique que surgit cette messe qui recueille, en plus de cet enchantement de la nature, la douleur d’un monde en qui se joueront, et sont en train de jouer déjà, les destins de l’homme de notre Amérique.
Miguel Angel Asturias
Prix Nobel de littérature